ENTORNO

 
Pineda de la Sierra

Está bañada por las aguas del Arlanzón, que dividen el pueblo en dos zonas separadas por un valioso puente.
Desde su origen, la jurisdicción de la villa de Pineda permanece bajo la tutela regia, como queda confirmado en los fueros realizados por el rey Alfonso VII en el año 1136. Según este manuscrito, fue Don Sancho quien pobló esta zona y le dio términos a finales del siglo X. Sancho IV concede a la villa el privilegio de libertad de tránsito y de tributos en todo el reino castellano para 15.000 cabezas de ganado. Durante los siglos posteriores la villa continúa estrechamente ligada a la ganadería; acuden a Pineda los rebaños merinos de monasterios y grandes señores, que dejarán huella en el caserío de la localidad en forma de espléndidas casonas. En las inmediaciones de la villa se encuentra el nacimiento de una cañada que enlazaba con la Real Segoviana.

Pineda está dividida en dos barrios, con las aguas del arroyo de Barrancomalo haciendo de divisoria. En la parte derecha se encuentran las casas nobles de piedra arenisca rojiza, verdaderos palacios en algunos casos, que fueron levantadas en los siglos XVII y XVIII por los ricos ganaderos. A mediados del siglo XIX Pineda contaba con 422 habitantes. Los recursos mineros junto a los ganaderos, permitieron que hasta la década de los años 50 Pineda mantuviese altas cifras de población. La villa de Pineda de la Sierra ha sabido sacarle provecho a los accidentes naturales y a su privilegiado entorno. Es una de las zonas más altas de la provincia de Burgos, a 1.214 metros sobre el nivel del mar, y en sus inmediaciones se encuentran el pico San Millán y el Mencilla. La Vía Verde del Ferrocarril Minero atraviesa el término de Pineda. Es una inmejorable manera de adentrarse en uno de los lugares más bellos de la Sierra de la Demanda.

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